En Seattle, Facebook ha empezado a alquilar locales que por la pandemia habían cerrado para crear escaparates virtuales animados. ¿Qué es esto? Escaparates con códigos QR. Es decir, códigos que se pueden escanear desde cualquier dispositivo móvil para que te lleve a un determinado sitio web. Los visitantes son redirigidos a tiendas online de la propia Facebook e Instagram. De esta manera, un comercio ve cómo, gracias a estas sencillas tecnologías que habilita la multinacional tecnológica Meta (Facebook), se adentra en el mundo digital sin grandes esfuerzos ni procesos de transformación digital.

El principal objetivo de Meta ha sido el pequeño comercio y sus limitaciones de recursos tradicionales. Ahora pueden “abrir” un 24×7 y tener una exposición a audiencias millonarias sin tener que invertir en ladrillo. Esto no deja de ser precisamente una pieza más en el ecosistema del famoso metaverso: emular el mundo físico, sin necesidad de depender de aspectos geográficos locales. Es verdad que faltan muchas cosas aún por ocurrir. Necesitamos sensorizar completamente el mundo para que una vida digital sea realmente posible. Pero lo que sí nos parece noticiable es que un comercio ve cómo, sin grandes inversiones, se adentra en la era digital donde exponer sus productos y comenzar a recibir pedidos, pagos, etc.

Finalmente, señalar que se trata de un proyecto que reutiliza mucha infraestructura digital existente. Esto, evidentemente, abarata mucho las soluciones. Y es que en ocasiones, la incursión en Internet se ha venido abordando montando desde cero todo, con las lógicas inversiones iniciales, y con las también lógicas pérdidas del principal elemento: el tráfico, los clientes. Aprovechar la infraestructura de Facebook da acceso a sus audiencias millonarias. También Facebook tendrá acceso a los datos, pero es que todo en esta vida son costes y beneficios.